Una caja en un cajón

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generacion

viernes, 31 de diciembre de 2010

Asunción, pequeña serenata diúrna

Estoy convencido de que en esta ciudad uno puede llegar a desintegrarse de tanto sudar. Conozco personas que han desarrollado la inmunidad al calor, conozco caballos que tiran de un carrito de chatarras que han burlado la muerte para su mal, los "dueños" de esos caballos cuando mueran y vayan a algún infierno, o al cielo de fuego eterno, volverán a Asunción en busca de sus abrigos.

Cuando el hombre no pudo amar a su semejante, amó a la brisa fresca, pues no existe en Asunción en épocas de verano pigmentador, o sea 8 meses al año...

Quisiera dejar de hablar de vos Asunción. y quisiera seguir pintándote los lomos de burro, quisiera seguir escalando tus edificios que se queman y se derrumban, quisiera poder dejar de hablar de vos Asunción, y comer del único árbol de naranja, con frutos tan agrios, prueba de lo agria que es la realidad. que te frunce el ceño y te desdibuja la sonrisa el resto del día

Vos que sos intendente, deberías desayunar de aquel fruto permitido, en el esta el orín de la realidad, y de ese fruto se alimenta Asunción, linda y cordial.