De de la noche que me cubre, negra como el abismo de polo a polo, doy gracias a los dioses cualesquiera que sean, por mi alma inconquistable. Caído en las garras de las circunstancias, no me oprimí ni lloré. Bajo los golpes del destino, mi cabeza está ensangrentada, pero, sigue erguida. Más allá de este lugar de ira y lágrimas, se tela solo el horror de la sombra, y, sin embargo, considerando la amenaza de los años que me encuentra, y deberá encontrarme sin miedo. No importa cuán estrecho sea el camino, cuan cargado de castigo esta el hechizo, yo soy el dueño de mi destino - Yo soy el capitán de mi alma.
(Poema que leía Nelson Mandela, durante su encierro de 30 años)
#Esonomasqueriadecir